La clase política – Dalivor Eterovic, Consejero Regional

La denominación de “clase política” es un concepto que surge en Europa y que da cuenta de la intención de sectores conservadores del viejo continente, de diferenciarse y transformarse en una suerte de casta superior.

Este concepto fue rápidamente asumido e internalizado por los medios de comunicación que por la vía de la repetición incansable de algunos conceptos, terminan por convencer a la comunidad de que lo que se dice es natural, como si siempre hubiese sido así. Esto en relación a aquellos medios de comunicación que sin mayor análisis solo se limitan a la producción de titulares y comentarios sensacionalistas.

Así por ejemplo en Chile, quien no conoce hoy el método del oxicorte? o el método de la saturación por gas?, respecto de los robos de cajeros automáticos o la nominación de opinólogos de algunos personajes, como si se tratara de un rol preponderante para la sociedad, sin cuestionar los contenidos que estos emiten o mejor dicho, desparraman.

Ni hablar del “jurel tipo salmón” o del concepto de “gente en condición de calle” o “los carenciados” o esa famosa “clase media chilena” que nadie sabe donde comienza y menos donde termina o el manoseado discurso de “representación de las bases”, bases que tampoco nadie ha visto actuar (a excepción por supuesto de los estudiantes), pero que tienen representantes muy ruidosos que siempre andan solos.

Pero lo que me motiva a escribir esta columna dice relación con la denominación de “Clase Política”, que como digo no es diferente a otras denominaciones o definiciones que buscan validar, justificar o simplemente crear un producto vendible para algunos medios o para generar defensas corporativas de intereses personales.

Lo grave de esta denominación es que por naturaleza, pretende generar distancia entre los políticos y aunque parezca increíble, quienes los eligieron.

Ese es el sentido de esta denominación y como si fuese poco, son los propios políticos que mayoritariamente y salvo honrosas excepciones, se autodefinen como clase.

Hoy se confirma esta denominación de clase, cuando descubrimos comprobadamente la relación entre algunos políticos y  empresarios. No entre política y dinero, porque estos por si solos no se relacionan, es preciso que haya sujetos dispuestos a “negociar”

Esto no cambiara si no son los propios ciudadanos, por la vía de la participación real y efectiva, quienes copen los espacios democráticos, disputen el poder.

Hoy muchos y muchas se preguntan ¿y a este o esta quién me lo envió? La respuesta es clara, fueron electos, y si no nos gustan habrá que preguntarse qué pasó. ¿Estábamos mal informados? ¿No votamos? ¿Fuimos engañados? ¿El binominal?. ¿El poder de Don Dinero? Todas las anteriores y otras más.

Al final de este escandaloso episodio político-empresarial, habrá muchos que ni siquiera serán mencionados, porque no todos los políticos son iguales, ni todos los partidos, ni todos los militantes, ni todos los simpatizantes, ni todos los empresarios.

Hoy en América hay representantes populares que cuentan con apoyos mayoritarios de sus pueblos, aunque a algunos y algunas les duela, y esos líderes políticos tienen algo en común. Que no pertenecen a una “Clase Política”, sino que pertenecen al pueblo que los eligió, fueron y seguirán siendo parte del pueblo al que representan.

Tal como otros son y seguirán siendo parte de la clase acomodada que los apoya y financia para defender sus propios intereses y si siguen siendo electos es porque a muchas y muchos les interesa que así sea.

Ah y otra cosita…. no se diga que hay quienes creen en la “buena política” como dijo un candidato que boleteaba a PENTA.

La política no es ni buena ni mala, el problema es que el pueblo permite que otros ocupen su lugar.

 

Dalivor Eterovic Diaz CORE por Magallanes (PC)

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